Montreal, junio 21
El imperio de la ley no se trata sólo de hacer cumplir la ley, sino también de promover leyes justas y equitativas que sean diseñadas para los mayores beneficios de todos, aseveró Louise Arbour, una ex Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos que ganó el segundo Premio Tang del Imperio de la Ley, el martes 21.
A muchos regímenes autoritarios les gusta la idea del imperio de la ley porque piensan que significa la existencia de muchas normas legales y la estricta aplicación de las mismas, lo que es "imperio por la ley", pero eso no es lo que el imperio de la ley quiere decir, manifestó la abogada canadiense de 69 años de edad en la entrevista exclusiva que le hizo un reportero de la Agencia Central de Noticias (CNA, siglas en inglés) en Montreal, Canadá.
"Lo que quiere decir el imperio de la ley es hacer que las leyes justas sean aplicadas de manera justa", y las leyes justas son aquéllas que protegen los intereses de las minorías y no son "el dictado o la tiranía de la mayoría", explicó Arbour.
"Tenemos que tener mucho cuidado de no dejar que el imperio de la ley se convierta en una herramienta de mayor opresión", dijo Arbour. "Tenemos que tratar de promover una comprensión adecuada de lo que quiere decir el imperio de la ley", añadió la jurista canadiense.
Arbour ganó el Premio Tang el martes 21 por las "perdurables contribuciones que ha hecho a la justicia penal internacional y a la protección de los derechos humanos, poniéndose de pie y estando en vanguardia en las situaciones donde la paz, la seguridad y la justicia son más necesarias, ya sea en los entornos nacionales o internacionales, pero siempre con un tremendo coraje y compasión", según el Comité de Selección del Premio Tang.
Arbour se desempeñó como Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en el período 2004-2008, y juez de la Corte Suprema de Canadá en el período 1999-2004. También fue la principal fiscal de los Tribunales Penales Internacionales para la ex Yugoslavia (TPIY) y para Ruanda (TPIR) entre los años 1996 y 1999.
En 1998, Arbour se convirtió en la primera fiscal en obtener una condena por genocidio en un tribunal internacional, cuando Jean-Paul Akayesu, un alcalde de Ruanda, fue declarado culpable de genocidio por el TPIR.
En el juicio de Akayesu, el tribunal definió la violación como un medio de perpetrar un genocidio -- la primera vez que la violación fue considerada como un acto de genocidio por un tribunal internacional.
Al año siguiente, en su calidad de principal fiscal del TPIY, Arbour nuevamente hizo historia al acusar al ex presidente yugoslavo Slobodan Milosevic, quien se convirtió en el primer Jefe de Estado en ser juzgado por crímenes de guerra por un tribunal internacional.
Establecido en el año 2012 por el connotado empresario taiwanés Samuel Yin, el Premio Tang, que tiene como objetivo suplementar el Premio Nobel, honra a los mejores investigadores en cuatro campos que considera críticos para el siglo 21: el desarrollo sostenible, la ciencia biofarmacéutica, la sinología y el imperio de la ley.
Aunque a veces es conocido como el "Premio Nobel de Asia", el Premio Tang selecciona a sus laureados en base a la originalidad y al impacto de sus investigaciones sobre la sociedad humana, independientemente de su nacionalidad o étnia.
El bien dotado premio bienal toma su nombre de la Dinastía Tang (618-907 D.C.), un período que fue considerado ampliamente como la cumbre de la antigua civilización china, caracterizada por políticas liberales y vigorosas actividades culturales. (CNA)